El 14 de mayo, todo el personal del sector ventas de Nestlé Rusia fue invitado a los centros regionales de la empresa en 10 ciudades de Rusia con el pretexto de “discutir los resultados comerciales”. Se confinó a los trabajadores y trabajadoras en recintos bajo llave, vigilados por guardias de seguridad, se les negó acceso a toda comunicación con el exterior y les dieron dos opciones: firmar una notificación donde aceptaban que su trabajo desaparecería en varios meses, generalmente antes del 31 de agosto de 2019, o renunciar de inmediato "por acuerdo de partes".