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Directora Ejecutiva de Kraft perdida en acción mientras que compañía avanza en su acto de desaparición

23.03.11 Editorial
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Convocada a declarar la semana pasada ante una comisión parlamentaria de investigación del RU, la Directora Ejecutiva de Kraft, Irene Rosenfeld, no hizo acto de presencia e incluso rechazó una oferta de contestar preguntas por conexión de video. "Kraft se rehusó a comentar sobre el paradero de Rosenfeld", informó el Guardian británico el 15 de marzo.

Rosenfeld no compareció en una audiencia similar el año pasado tras el brusco cambio total de Kraft respecto a mantener funcionando la fábrica británica de Cadbury en Somerdale (ver "Kraft a dieta después de la fiesta de Cadbury" (sólo en inglés). Durante su depredadora persecución a Cadbury durante cuatro meses, Kraft había alentado esperanzas que el establecimiento podría continuar operando, con el fin de lograr la aprobación de la absorción. Una vez hecho el negocio, Kraft dijo a los 400 trabajadores/as de Somerdale que no tendrían suerte. La Comisión Supervisora de Fusiones del gobierno censuró formalmente a Kraft por comportarse "de manera irresponsable" – y Rosenfeld fue invitada nuevamente a constatar cómo estaba actuando la compañía en relación con su promesa del año anterior de mantener una moratoria para nuevos despidos durante dos años.

Los suplentes de Rosenfeld se negaron a comprometer la prolongación de la moratoria respecto a despidos obligatorios, la cual expira en el 2012, pero revelaron que Kraft "armonizaría" los salarios y beneficios en Cadbury. No obstante, sí aseguraron a los Miembros del Parlamento que no se trataba de un "ejercicio de reducción de costos".

También Kraft está ocupada "armonizando" a Cadbury dentro de su modelo europeo de evasión fiscal. El pasado mes de diciembre, los informes periodísticos revelaron que Kraft estaba reestructurando segmentos primordiales de Cadbury registrando las utilidades en Suiza, donde las tasas impositivas son la mitad que en el RU. Las operaciones británicas de Cadbury fabricarían bajo contrato para una sociedad de cartera suiza recientemente creada, que técnicamente sería la propietaria de los productos fabricados por los trabajadores de Cadbury. Si la sociedad de cartera asume la titularidad de las marcas, a su vez cobraría los derechos a Cadbury. Los honorarios por derechos, a su vez, serían deducidos de la cuenta tributaria corporativa de Kraft en el RU – privando al Tesoro de una suma aún mayor.

Por supuesto, nada de esto está en modo alguno relacionado con la evasión de impuestos, o incluso "la concreción de eficiencias fiscales". Se trata de una "administración disciplinada de fondos" y de "capturar las sinergias de la adquisición de Cadbury".

Esta pulcra artimaña contable simplemente se ciñe a la reestructura de Kraft en marcha en sus operaciones europeas y en otras operaciones en el RU. Las cuentas británicas de Kraft en el 2009 explican muy bien cómo se hace: "Hasta abril del 2009, la principal actividad de la compañía era la manufactura y la distribución de comestibles a la venta minorista, los servicios alimentarios y los mercados que expenden bebidas... Los directores aprobaron la venta de los activos y pasivos asociados con las funciones de servicios y de compras de Kraft Foods RU Ltda. a las  Filiales británicas de las entidades suizas, a saber, Kraft Foods Europe Procurement GmbH y Kraft Foods Europe Services GmbH... Tras la conclusión de la reestructura, Kraft Foods RU Ltda. actúa como una compañía de ventas y distribución, vendiendo productos de Kraft Foods a los mercados y clientes existentes en el Reino Unido".

De tal modo, Kraft, la compañía de alimentos más grande de EE.UU. y la N° 2 del mundo tras la adquisición de Cadbury (que el año pasado incrementó por encima del 60% sus ingresos desde los mercados en desarrollo), con la esquiva Irene Rosenfeld que ganó por el negocio un paquete anual de remuneración total de USD 26,3 millones, ¿ya no tiene acaso como su principal actividad... la fabricación y distribución de productos alimenticios?

Este anuncio no tomaría por sorpresa a las organizaciones sindicales de América del Norte, donde gran parte de la producción de la compañía fue tercerizada a fabricantes bajo contrato, tal como la notoria antisindical Consolidated Biscuit Company (CBC) que produce algunas marcas Nabisco de Kraft. Otros productos de Kraft son regularmente subcontratados por turnos a otros fabricantes – manteniendo a los fabricantes contratados pero también a los trabajadores/as y los sindicatos en constante incógnita, bajo constante presión. Esto se conoce como "construir una cadena de abastecimiento de prestigio mundial".

La absorción de Cadbury incrementó temporalmente los niveles de empleo en Kraft, pero la tercerización del empleo se acelerará en la medida que Kraft lucha por digerir su adquisición. Ya sea si producen para una entidad controlada por una sociedad de cartera suiza, trabajan para un fabricante bajo contrato o son empleados por una agencia temporaria que suministra trabajadores/as a un fabricante contratado, un creciente número de quienes fabrican productos de Kraft ya no están empleados por Kraft.

El proceso no tiene porqué detenerse al trasladar la base impositiva a Suiza. Se pueden establecer más compañías intermediarias para albergar activos y reducir las nóminas. Kraft puede "arrendar" a los trabajadores/as elaborando productos Cadbury desde un tercero formalmente independiente. Kraft denomina esto "aumento de inversión en nuestras Marcas de Poder".

El acto de desaparición no detiene a Kraft de formular indignantes declaraciones de "responsabilidad", aun cuando disminuyen su nómina y sus cargas tributarias. Podría ser que los Miembros del Parlamento británico consideren sorprender a Rosenfeld la próxima ocasión que ella aparezca en algún lado para recibir su próximo premio de "sustentabilidad". Para cuando Kraft termine "marcando una deliciosa diferencia" a través de Cadbury, quizás quede poco de la anterior compañía para que Kraft cumpla sus compromisos con ella.