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De pie con nuestras compañeras y compañeros en Hong Kong

03.06.20 Editorial
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Los gobernantes de China continental designados para Hong Kong no lograron aplastar el movimiento democrático, por lo que el gobierno de Beijing decidió actuar por sí mismo. La votación del 28 de mayo del parlamento meramente decorativo de China allana el camino para que el partido de gobierno de China imponga en Hong Kong una draconiana ley de seguridad nacional y para que las fuerzas del orden la apliquen.

La ley penalizaría la "sedición", la "subversión", la "interferencia extranjera", el "separatismo" y el "terrorismo". Se podría calificar de suficiente la afiliación a una organización internacional o incluso los lazos con ella para calificarla como "interferencia", y las manifestaciones callejeras podrían tipificarse como "terrorismo". Exigir el sufragio directo y universal por el que la gente de Hong Kong ha estado luchando podría constituir "sedición". Los sindicatos independientes nucleados en la Confederación de Sindicatos de Hong Kong (HKCTU), que han sido decisivos para el movimiento democrático, son los principales candidatos a ser acusados de "subversión" simplemente porque son organizaciones de trabajadoras y trabajadores independientes que defienden los derechos laborales.

Si bien la legislación es de legalidad cuestionable según la Ley Básica que rige las relaciones de Hong Kong con la República Popular desde 1997, la legalidad no viene al caso. En China continental, a activistas del movimiento laboral, defensoras y defensores de derechos se les condena a prisión por 'provocar conflictos', y Beijing siempre ha sido quien lauda en última instancia en Hong Kong.

La medida legislativa tendría que ser considerada como un acto de agresión política contra los únicos sindicatos independientes en China. Que hayan llevado preso a Lee Cheuk Yan, secretario general de la Confederación de Sindicatos Independientes de Hong Kong, en febrero y abril de este año y que ahora lo sometan a juicio (en inglés),  junto con otros y otras activistas prominentes del movimiento prodemocrático, ya marca una escalada de la represión y una creciente impaciencia en Beijing. Ahora quedó claramente violentado el marco de "Un país, dos sistemas".

La policía de Hong Kong prohibió la conmemoración anual del 4 de junio de la masacre de Tiananmen, una actividad pública que atrae a cientos de miles de personas, que mantiene la memoria y el compromiso del movimiento democrático de 1989 en China y de los sindicatos autónomos que desafiaron las estructuras oficiales del partido-Estado.

El 4 de junio también es nuestro día. El movimiento obrero internacional tendría que estar de pie orgulloso de la solidaridad militante con nuestras compañeras y compañeros en Hong Kong. Y debemos recordar (ya que muchas personas parecen haber olvidado) que la defensa de la democracia y los derechos sindicales en Hong Kong es inseparable de la lucha por los derechos en toda China. El ministro de Relaciones Exteriores de China declaró que la nueva legislación fortalecerá el estado de derecho y generará "un mejor entorno empresarial". Sin embargo, no hace falta reconfortar al capital extranjero, los inversores se han beneficiado de la represión en China, especialmente de la negación del derecho laboral a afiliarse o formar sindicatos de su elección. Somos nosotros, el movimiento laboral internacional, quienes tenemos que defender los derechos laborales.

 

Hong Kong, 4 de junio de 2019